2010/12/08

Sobre la forestación en las Sierras y Rutas de Córdoba (Argentina).

 
Hace tiempo que escucho hablar de forestación por gente que cree saber mucho al respecto.  Soy ingeniero agrónomo y toda mi vida me he dedicado al estudio de los árboles y de la forestación, y discrepo con conceptos que hoy la gente de buena fe acepta como ciertos y que en realidad no lo son tanto. Fundamentalmente me refiero a aquella discriminación que se hace respecto de las especies que no son autóctonas.
 
Me hace recordar a aquellos gobiernos (muy actuales) para los que son buenos aquellos que piensan como ellos, y no lo son los que piensan distinto.


Paso a dar algunos ejemplos. He escuchado decir a mucha gente, a los medios y a muchos periodistas que "se seca el tanque de agua de las sierras" por causa de la forestación con especies tales como los pinos (Calamuchita), cuando en realidad es todo lo contrario.


¿Por qué? Las sierras de Córdoba y en aquellas alturas donde ya no hay bosque nativo, llámese a más de 1.000 m. y, principalmente, en el invierno, por la falta de lluvias, por las heladas y por el sobrepastoreo, se encuentran totalmente desprovistas de pastos. Llegada la temporada de lluvias, octubre o noviembre, el agua de las mismas no encuentra nada que detenga su escorrentía y por lo tanto corre hacia los valles, provocando aluviones, crecientes e inundaciones en los lugares más bajos, arrasando todo lo que encuentra a su paso. Esto lo hemos visto infinidad de veces y muchas con pérdidas de vidas humanas.

¿Cuál es la solución? Forestar. ¿Con qué especies? ¿Sólo nativas?


Ojalá pudiéramos crear un bosque nativo, pero hay una serie de situaciones que lo hacen prácticamente imposible. Muchas de las especies nativas no se adaptan a esa altura superior a los 1.000 m, como dijimos (no podemos pretender forestar todas las sierras con tabaquillo); no sabemos instaurar un bosque nativo compuesto por una cantidad de especies de los distintos estratos; sólo sabemos cultivar unas pocas especies nativas; y lo que es más difícil, ¿quién las va a plantar?, ya que en la mayoría de los casos y por su lento crecimiento no son rentables para la inversión privada. Tendría que plantarlas el Estado, y ya sabemos que el Estado no es eficiente en este tipo de emprendimientos.


Entonces, la mayor posibilidad de forestar es con especies de rápido crecimiento y cuyo cultivo sea rentable para la actividad privada.
Además, todos los árboles representan una cantidad de beneficios al ambiente y en especial al hombre, sean nativos o no. Favorecen la infiltración del agua por efecto de sus raíces. Son fijadores de carbono, cuanto mayor es su crecimiento mayor es la fijación (los pinos en las sierras crecen aproximadamente 25 m3/ha/año, cuando la mayoría de las nativas crece 2 o 3 m3/ha/año). Reducen la escorrentía, evitando torrentes e inundaciones y favoreciendo también la infiltración. Entonces, ¿por qué decimos que secan las cuencas?. En este aspecto siempre tuve mis dudas al escuchar a muchos técnicos sostener tales conceptos.


Cuando fui profesor en la Facultad de Agronomía, solía hacer a los alumnos el siguiente planteo: llueve en las sierras (Calamuchita). Sale el sol. A los dos o tres días, a veces más, andando por el campo ya está todo seco. Entramos a una plantación de pinos y encontramos mucha más humedad, hay barro en los caminos y en muchos casos "charcos". Entonces, ¿cómo es la cosa?, ¿dónde se retiene mayor cantidad de agua?, ¿dentro de la forestación o en el campo abierto?


Muchos dicen que dentro del bosque de cultivo hay menos fauna. Es cierto. Que no hay pájaros. Es cierto. Se acidifica el suelo y las aguas. Es probable que sea cierto, aunque en Córdoba aún no se ha probado.


De todas maneras, creo que no por estas cuestiones podemos ignorar la cantidad de beneficios que nos brindan. Además, no podemos dejar de reconocer las ventajas paisajísticas que nos proveen (escuché decir a una colega refiriéndose al turismo en esa zona: "Turismo de cuarta"). Y no olvidemos que la forestación es para nosotros un importante recurso económico y una fuente de trabajo significativa. Es realmente una economía regional. En la zona forestal hoy existen más de treinta aserraderos que producen alrededor de 2.000.000 pie cuadrado/mes de madera aserrada. Si hacemos el cálculo económico de lo que tal producción significa para la zona y para la provincia, nos daremos cuenta de la relevancia de tal actividad reviste.

En las rutas


Finalmente, si hablamos de la forestación de rutas, tema que ha salido nuevamente a los medios por el grave accidente ocurrido en una autopista por causa de una tormenta de polvo o tierra, también quiero dar mi opinión, porque escucho mencionar como única solución la forestación con especies nativas.


En general, nuestras especies nativas no son las más aptas para implantar cortinas para los vientos. Caso contrario sería implantar un bosque nativo con todos sus estratos (ya hemos comentado cuáles son los inconveniente). Quisiera preguntarles a aquellas personas que hablan de forestar las rutas con nativas, cuáles son las especies que creen se adapten. En general se adaptan mejor por su estructura, su forma, su follaje y por su velocidad de crecimiento muchas especies que no son nativas. Conocidas son en tal sentido las lambertianas, otros cipreses tales como los horizontales, los arizónica, las tuyas gigantes y otras coníferas, las casuarinas, las macluras, las acacias blancas (que, con adecuado manejo, forman cortinas muy densas), algunos álamos plateados y otras especies exóticas.


Finalmente, reconozcamos que los árboles nos brindan muchas ventajas, unos más, otros menos, sean nativos o no, y que el término "exóticos" no es una mala palabra como creen muchos. Sepamos aprovechar lo que la naturaleza nos brinda, sea de aquí, de allá o de más allá.


Forestemos ya, sea con nativas o con exóticas, pero forestemos, sean las sierras, las rutas, los pueblos, no dejemos pasar el tren porque mientras seguimos hablando sobre cuál es la mejor forma, se siguen produciendo los accidentes, se siguen produciendo torrentes de agua, inundaciones y se siguen secando nuestras cuencas por la falta de árboles.

Autor: Ing. Agr. Gerardo Izurieta

Fuente: Marca Líquida Agropecuaria.  Noviembre 2010.  Ver fuente: http://marcaliquida.com.ar/wp-site/?p=5059

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