2013/08/04

Excursión a los secretos del monte

A poco más de 390 kilómetros de la Ciudad de Córdoba (Argentina), se encuentra la Reserva Natural Quebracho de la Legua, en la provincia de San Luis. Se trata de 2.200 hectáreas en las cuales flora y fauna lograron un respeto mutuo.



La provincia de San Luis (Argentina) cuenta con cinco áreas naturales protegidas. Una de ellas es la Reserva Natural Provincial Quebracho de la Legua, que se localiza sobre la ruta nacional 20, a nueve kilómetros del cruce con la ruta nacional 147, en territorio puntano. Las otras son Quebrada de Las Higueritas; Mesilla del Cura y Salto del Chispiadero; Mogote Bayo, y La Florida.
Quebracho de la Legua abarca 2.200 hectáreas y desde la década de 1970 está destinada a la preservación del bosque natural de quebracho blanco.
Un fin de semana de este invierno, esa geografía fue el escenario elegido para, instalados en la sede de esa reserva, recorrerla a través de caminatas. Una fría mañana llegamos a esa vasta y solitaria extensión del monte, donde nos recibieron Julio y Juan, guardaparque y asistente, respectivamente.
Con ellos compartimos el almuerzo y luego emprendimos un breve recorrido hacia el oeste. A cada paso, una explicación de la flora existente, porque entre la gran maraña de espinas hay pequeñas plantas escondidas.  Así, se conocen la “manca potrillo”; la “retortuña' (usada para dolores de muelas); el “jume”, con fines gastronómicos, y los fantásticos chañares, árboles que desprenden una corteza que en infusiones se usa para curar enfermedades respiratorias.
Llegados al área denominada “el Bajo”, extensión cercana al lecho seco de un arroyo, se observa el llano de tierra blanca arcillosa que brilla con el sol de la siesta y donde un algarrobo, cuyo tronco y ramas son verdaderas esculturas de madera retorcida, oficia de horizonte.
Extrañas formaciones de tierra ponen fin al llano, barrancas y promontorios dibujan el nuevo escenario y Julio cuenta que el actual problema es la invasión del clavel del aire, porque la flora y la fauna ya hace tiempo que se pusieron de acuerdo.
Cuando queda atrás la parte norte, se cruza la ruta nacional 20 y ahí está el quebracho abuelo. Desde ese punto y hasta el límite norte hay una legua. De allí deriva el nombre de la reserva: Quebracho de la Legua.
Sector sur
En el sector sur los cactus tienen mayor presencia y las barrancas del arroyo seco son más profundas y ricas en formas. En los rincones, el barro consolidado dejó las huellas de los revolcaderos de los pecaríes de collar y jabalíes. Según estudios geológicos, esas barrancas están en los comienzos de su etapa erosiva por lo que se asume que en el futuro serán aún más profundas.
Una hermosa sorpresa es descubrir las marcas frescas y heces de un puma en la arena, que no se divisa pero cuya presencia demuestra que ese ambiente protegido está funcionando como un sistema.
Otra de las características del relieve del sector sur es lo que llaman “la loma”, un promontorio de arena, en la parte más alta de la reserva, desde donde se divisa hacia el norte lo que llaman Pampa de las Salinas y hacia el oeste, el Parque Nacional Las Quijadas.
El recorrido se da por terminado en la casa de la familia Valdez, nativos habitantes dedicados a la cría de chivos. Nos recibe una nutrida jauría doña Nolbi, contenta por tener visitas. Nos muestra orgullosa el comedor, con techo de prolija caña tejida sobre troncos de eucaliptos, y en las paredes, los tradicionales cuadros con imágenes que desnudan sus sentimientos: Cristo, el cumpleaños de 15 de una de sus cuatro hijas y un caballo de don Ramón.
Don Valdez, tranquilo, pita y cuenta de los personajes de la zona conformando  un variopinto catálogo de solterones; viejos ermitaños de las salinas, surgen los curiosos apodos como el “cara ladeada” y el “araña manca”, que protagonizan muchas y divertidas historias.
Entre mate y mate, acompañados de una “torta” caliente, y los relatos de caballos salvajes, se hizo de noche.
Paseo nocturno
Luego de la cena, bien entrada la noche y con una luna llena a pleno, el monte es una sombra que invita a descubrirlo. Ruidos y movimientos pueblan el lugar. El mismo monte recorrido de día, se presenta como un territorio nuevo y el hombre ya no es el dominador.
La travesía nocturna es guiada por Gustavo, otro de los guardaparques, con quien partimos en una ágil caminata para entrar en calor en la fría noche de invierno. Enfilamos de nuevo hacia el bajo, con el fin de ver algunos animales.
Cuando ya la vista se acostumbra a la penumbra, se perciben algunos movimientos y fundamentalmente se esquivan los cactus. El oído se convierte en sentido fundamental: ruidos de palos que se quiebran, roces, golpes y ahí se enciende la linterna. Fugaces corridas y sólo quedan los árboles quietos.
Estas escenas se repiten hasta que se observan ojos en la quietud, son maras y algunos conejos de los palos que rápido huyen. Sin embargo, hay otros que no se mueven aún cuando nos acercamos, son arañas que no se inmutan con la visita de extraños a su hábitat.
Es notable el cambio observado al iluminar el páramo que durante el día parecía deshabitado, ahora está lleno de brillos provocadores.
El cielo nos regala una imagen sin interferencias de luces: estrellas titilantes, astros y galaxias ahí, para nosotros solos.
Lo que hay que saber
Acceso: por ruta nacional 20, a nueve kilómetros al este del empalme con ruta nacional 147.
Servicios: casa de guardaparques que viven en el lugar.
No hay señal de celular.
Disponen de agua potable.
Mejor momento para la visita: otoño e invierno, ya que en verano las temperaturas son extremas.
Datos de la reserva: en 1972 se expropió la zona y en 1979 se la declaró reserva.
En 2006 una ley provincial creó el área natural protegida con el propósito de conservar el bosque nativo de quebracho y la biodiversidad.
Hay especial interés en preservar la reproducción del cardenal amarillo en peligro de extinción.

2013/07/29

Preparan tabaquillos para reforestar el Champaquí


Plantarán 2.500 ejemplares en cinco hectáreas ya protegidas. Es un árbol nativo en riesgo de extinción, que crece en altura.

Villa de Las Rosas. Un grupo de voluntarios prepara 2.500 plantines de tabaquillos que en enero plantarán en una ladera del cerro Champaquí, el más alto de Córdoba. La Fundación Academia Biosférica, de esta localidad de Traslasierra, es la responsable del proyecto de reforestación.
El tabaquillo es un árbol característico y autóctono de la zona alta de las Sierras, crece sólo por encima de los 1.200 metros y es apreciado por su particular belleza. Sin embargo, está en riesgo de extinción. “Comenzamos en abril con los almácigos, ahora estamos haciendo el repique, es decir, pasamos la planta a un tubo plástico para que crezca la raíz”, cuenta Alberto Martínez, docente de biología y participante del proyecto junto a estudiantes del profesorado de esa disciplina de Villa Dolores.
Las 2.500 plantas, que en enero tendrían unos 30 centímetros, serán distribuidas en la zona que se denomina “filo de la cuesta de los cerros”, camino a la cima del Champaquí, donde la fundación organizadora tiene campos. Allí, se han preparado ya unas cinco hectáreas alambradas para proteger del ganado el futuro nuevo bosque de tabaquillos.
“Debido a la ganadería y los incendios se ha perdido mucho tabaquillo en la zona. Representan los únicos bosquecitos de altura y es importante su función al permitir que el suelo de las laderas absorba agua y la almacene”, explica Martínez, también titular de la ONG Eco Traslasierra.
En enero se convocará a quienes quieran sumarse al proyecto. Voluntarios acamparán tres días en el cerro.
Salir del aula. “Colaboramos porque estamos convencidos de que la parte teórica se debe complementar con la parte práctica y social activa, sabemos que seremos docentes y que tenemos que estar a la par de nuestras comunidades”, dice Nicolás Fioretti, de cuarto año del profesorado de Biología de la Escuela Normal en Villa Dolores.
Luisina Vega Díaz, del mismo año, relata: “Es la primera vez que participo, quiero ser consecuente con lo que estudio y estar a la altura de lo que voy a enseñar, era una necesidad ponerme en acción”.
Julio Domínguez, de la ciudad de Córdoba, participa en experiencias similares desde 1997. “Empezamos con reforestaciones en Los Gigantes y la experiencia fue muy positiva, por eso me sumé también a este proyecto”, explica.
Una vez concretada, al menos un pequeño manchón de bosque nativo se verá en las alturas. Un terreno ganado, ante tanto que se fue perdiendo. Y una apuesta para mostrar que se puede recuperar.

2013/07/28

Pumas y pecaríes se acercan más a los centros urbanos


Detectaron grandes mamíferos en la Reserva La Calera. Califican de "excepcional" el hallazgo, por su cercanía a zonas pobladas. También regeneran el bosque nativo.



Los campos de la Segunda División del Ejército Argentino, ubicados al oeste de la ciudad de Córdoba, son el hogar de numerosos mamíferos grandes que aprovechan el grado de conservación de esas tierras. Especialistas de la Administración de Parques Nacionales (APN) detectaron la presencia de pumas, pecaríes, hurones y corzuelas, por lo que califican al lugar como “excepcional” y con un altísimo valor biológico.
Esos campos, que pertenecen al Ejército, fueron declarados Reserva Natural Militar en 2009, mediante un acuerdo suscripto por Parques Nacionales y el Ministerio de Defensa de la Nación. No son de acceso libre, ya que se utilizan para prácticas militares y hay material bélico esparcido (ver Infografía).
Tienen una superficie de casi 15 mil hectáreas. Están delimitados al este por la avenida Revolución Libertadora de la ciudad de Córdoba, al oeste por la Variante Costa Azul, al sur por la autopista a Villa Carlos Paz y al norte por la ruta E-55, que va hacia La Calera.
En septiembre del año pasado se conformó el Comité de Gestión, y en ese marco la APN realizó un relevamiento de fauna con resultados sorprendentes. El biólogo de APN Facundo Fernández explicó que en el estudio se puso énfasis en la presencia de indicadores directos o indirectos de animales, como huellas, cuevas o heces.
“Podemos mencionar la presencia de todos los felinos de la zona, como el puma o el yaguarundí, zorrinos, hurones, zorros grises y muchas aves. No se pudo ver anfibios y reptiles por la época del año”, señaló.
Los resultados también muestran la presencia de ejemplares de peludos chicos y grandes, comadreja overa, mulita pampeana, gato montés, gato del pajonal, pecarí de collar, corzuela, vizcacha, coipo y liebre. También se hallaron aves como jotes, caranchos, chimangos, halconcitos dorados, lechucitas de las vizcacheras, zorzales, calandrias y milanos blancos, entre otros.
Joaquín Navarro –biólogo e investigador del Conicet– explicó: “Me sorprende que haya pecaríes, todos los mamíferos grandes son difíciles de encontrar en zonas cercanas a grandes urbes. Es un área con un potencial muy interesante para conservar esas especies de porte grande, le otorgan un alto valor de conservación”.
Muchas de esas especies están amenazadas. El gato montés, gato del pajonal, yaguarundí, puma, zorrino, hurón y pecarí están considerados como “potencialmente vulnerables” por la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos.
Navarro dijo que esa categoría implica que las actividades antrópicas pueden llegar a reducir sus poblaciones a niveles críticos. “Si sigue la tasa de impacto que están teniendo las actividades humanas, la llevarán a estado crítico”, agregó.
Flora y agua. Fernández destacó que en la Reserva hay ríos y arroyos, en su mayoría de carácter estacional. “Es una zona de recarga de acuíferos de las cuencas principales, como la del Suquía”, puntualizó el biólogo de APN.
Sobre la riqueza de la flora, Fernández destacó que en el predio militar se da la confluencia de dos regiones fitogeográficas: la del espinal en las zonas bajas y la del bosque serrano en las zonas de valles intermontanos y quebradas.
“Eso le da mayor valor por las comunidades vegetales y la fauna que encuentra refugio, porque tenemos fauna propia del bosque serrano y del espinal”, subrayó el investigador.
María Cristina Armatta, directora Delegación Regional Centro de la APN, remarcó que el bosque serrano es una ecoregión con poca representación en áreas protegidas.
En la flora se encuentra trabajando el Aula Abierta de Montaña de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Javier Bernasconi, investigador del grupo, aseguró que la Reserva es “el pulmón que le va quedando a la ciudad de Córdoba”.
Bernasconi agregó que en el predio se encuentra el último resabio del espinal en manos del Estado nacional presentes en isletas aunque sólo es el tres por ciento del total del área.
“Buscamos resguardarlo con amojonamiento, con una clausura para que no acceda la agricultura hasta 50 metros de las isletas. Es el primer proyecto a nivel nacional que avanza sobre la agricultura. Logramos esa exclusión y vamos a medir la velocidad de regeneración del espinal”, indicó el investigador de la UNC. También se está trabajando en la regeneración del bosque serrano, acotando el ingreso del ganado.
El equipo realizó el año pasado capacitaciones de manejo del fuego con bomberos de La Calera. “También armamos planos con nombres comunes sobre los lugares del campo”, concluyó Bernasconi.
Avanza la reserva de Ascochinga
Proyecto. La Nación también planea crear una Reserva Natural Militar en un predio de 3.500 hectáreas que la Fuerza Aérea posee en Ascochinga. Las hectáreas en cuestión están ubicadas sobre el este y norte del cordón de las Sierras Chicas, entre las rutas E-53 y E-66 al este y norte, y las estancias Cárcano, La Patricia y La Primavera al sur y oeste. María Cristina Armatta, directora Delegación Regional Centro de la Administración de Parques Nacionales (APN), afirmó que el área protegida “está en la gatera”. “El análisis dio la recomendación a la creación, la hizo el comité ejecutivo del convenio. Esperamos novedades”, puntualizó.
Informes. En junio pasado, la senadora nacional cordobesa Norma Morandini solicitó a la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación información sobre el estado del trámite. La respuesta de la cartera afirma que “a excepción de los terrenos ocupados por el Hotel y el campo de golf, la totalidad del Complejo Turístico Ascochinga será declarado Reserva Natural de la Defensa”, aunque no pone fechas.


2013/06/17

Dia Mundial de la lucha contra la Desertificacion - 17 de Junio

El 17 de junio es el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, establecido en 1994 por la ONU.
 
En vigor desde 1996, la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) es el principal instrumento internacional para contrarrestar lo que se define como “una amenaza para el desarrollo sostenible”.
 
Suiza, que se ha adherido a la Convención, destina cerca de 50 millones de francos al año a la lucha contra la desertificación. La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) administra unos 70 proyectos en el mundo. En Mongolia, por ejemplo, apoya la creación de cooperativas de pastores para gestionar de modo sostenible las zonas de pastar.

Árboles en el desierto

La iniciativa africana Gran muralla verde prevé plantar antes del 2025 una barrera de árboles de 15 kilómetros de ancho y cerca de 7.100 km de largo, que se extienda de Senegal a Yibuti, para frenar la progresión del desierto. Esto debe contribuir a mejorar el nivel de vida de la población e interrumpir el éxodo de refugiados climáticos. Once países participan: Senegal, Mauritania, Burkina Faso, Malí, Nigeria, Níger, Chad, Sudán, Eritrea, Etiopía y Yibuti.

Senegal es uno de los más comprometidos: ya ha sembrado 12 millones de árboles.

Iniciativas similares han sido puestas en marcha en países como China, Brasil, Rusia, India y Australia.

http://www.swissinfo.ch/spa/noticias/politica_suiza/Mal_del_agro_que_amenaza_clima_y_seres_vivos.html?link=tdj&cid=36160462