"Para remediar el desmonte, tenemos que intensificar la reforestación, no sólo por la vía de la accesoria a los infractores de la ley 9.219, sino también por iniciativa propia", señaló a este diario el secretario de Ambiente de Córdoba, Raúl Costa. "En eso estamos y con ese propósito, desde abril de 2010 comenzaremos con la plantación de cortinas forestales en los campos", aseguró el funcionario.
Desde la entrada en vigencia de la ley 9.219 a la fecha se han constatado más de 700 infracciones y recién este año se comenzó a exigir la reparación efectiva, mediante la reforestación, del perjuicio causado. La medida se aplicó sólo en una decena de casos. Poco y nada. Sobre todo si se tiene en cuenta que en lo que va de 2009, Ambiente constató la destrucción de 3.008 hectáreas de monte nativo en el norte y noroeste provincial.
Río Seco, Sobremonte, Ischilín, Cruz del Eje, Minas y Punilla son seis de los departamentos más afectados por el desmonte en los últimos 40 años. En ellos también se advierte un creciente proceso de desertificación con las consecuencias que eso supone. Por ejemplo, los 1.800 habitantes de Rayo Cortado, en Río Seco, se quedaron sin agua porque se secó la vertiente que abastecía al pueblo desde 1950.
Profesía cumplida. "Todo indica que el ciclo húmedo -que elevó el promedio de lluvias en el norte cordobés de 650 milímetros anuales en la década del ´50 a 800 milímetros a mediados de los ´90- en algún momento se acabará y las lluvias volverán a sus valores históricos", advertía Marcelo Zak hace cinco años. "Cuando eso ocurra -planteó- lo más probable es que los campos tengan que abandonarse por ser inviables para la producción y, como fueron desmontados, se transformarán en desierto". Algo de eso está ocurriendo en la actualidad. El desmonte, se sabe, incide en las sequías.
El miércoles último, este diario publicó una columna del biólogo Raúl Montenegro, titulada Sequía, desmontes e imprevisión . En ella explica el vínculo entre la actual crisis hídrica y el descuido por décadas, de gobiernos y ciudadanos, de los 430 kilómetros de sierras -el Macizo Antiguo- donde se forma la mayor parte de los ríos y del agua subterránea que utilizamos los cordobeses.
Eso -señala el titular de la Funam- "porque hay menor flujo y acumulación de agua dentro del Macizo Antiguo y las vertientes aportan menos caudal o se secan en forma prematura". Al deteriorarse "la fábrica serrana -agrega- , cada vez más agua circula por la superficie en lugar de infiltrar. La falta de vegetación disminuye la retención de suelo y humedad, y aumenta la evaporación", concluye.
Greenpeace demostró la relación directa entre el proceso de deforestación en Salta y las trágicas inundaciones que se registraron en febrero de este año en Tartagal. La misma causa estuvo en la raíz de la tragedia de San Carlos Minas, el 6 de enero de 1992, cuando la descomunal crecida del arroyo Noguinet arrasó ese pueblo de Traslasierra y provocó la muerte de 30 personas. Mucho más que dos botones de muestra.
Fuente: Diario La Voz del Interior - Suplemento Temas - Domingo 15 de noviembre de 2009 - temas@lavozdelinterior.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario